Actualmente vivimos en la era de la imagen donde nos basta un simple vistazo para recoger sensaciones y colgar una etiqueta. El principal motivo por el que hacemos esto no es otro que nuestra propia composición ya que el ser humano es un 90% visual y en nuestro caso, las apariencias sí cuentan.
Esto provoca la generación de prejuicios en las personas y a nadie le gusta causar una impresión errónea. Precisamente por ese motivo es por el que debemos cuidar que nuestra imagen transmita fielmente lo que queremos decir de nosotros mismos para ajustarla a la impresión que la gente se va a llevar de nosotros, porque como dijo Óscar Wilde «No hay segundas oportunidades para causar una primera impresión».
